El proyecto LIFE 4DOÑANA inició, en enero, la fase de riego autónomo (o de riego a demanda) en las seis fincas piloto.
Los sistemas de monitorización se instalaron en las parcelas después del trasplante de las fresas -en octubre de 2021- y quedaron instalados el 4 de noviembre. En esta primera campaña se ha trabajado con cautela para poder analizar de forma óptima las prácticas de riego de los agricultores, el comportamiento del suelo y la reacción de los sensores. Por este motivo, el control a demanda comenzó en enero, transcurrido un tiempo desde su colocación.
Desde entonces, los riegos “saltan” automáticamente, acorde a los parámetros definidos en base a los modelos y a las lecturas de los sensores. Se tiene en cuenta la previsión climatológica del día siguiente al objeto de definir las grandes líneas del plan de riego.
Posteriormente, los sensores permiten el ajuste del momento de riego, en función de la humedad en determinadas partes del caballón (estructura de suelo donde se cultiva la fresa) y así se acompaña el crecimiento radicular y las necesidades del cultivo. También se le presta mucha atención a otros parámetros como la salinidad y de forma individualizada ya que cada finca es un caso particular, con sus condiciones de agua, de suelo y de variedades, entre otros. Y, por supuesto, se atienden las observaciones de los agricultores, que son quienes mejor conocen sus fincas.
Después de tres meses de funcionamiento se puede afirmar que se trata de un reto ambicioso ya que, como bien saben los agricultores regar de forma eficiente no es nada fácil aunque se confía en que el sistema esté aportando beneficios para una gestión optimizada del agua y de los nutrientes.
Para la próxima campaña se prevé la implementación del riego a demanda desde las primeras semanas para poder obtener el máximo rendimiento.